Malena (tango)

Malena (letra)

Malena canta el tango como ninguna
y en cada verso pone su corazón.
A yuyo del suburbio su voz perfuma,
Malena tiene pena de bandoneón.
Tal vez allá en la infancia su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón,
o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol.
Malena canta el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de bandoneón.

Tu canción
tiene el frío del último encuentro.
Tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no sé
si tu voz es la flor de una pena,
sólo sé que al rumor de tus tangos, Malena,
te siento más buena,
más buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido,
tus labios apretados como el rencor,
tus manos dos palomas que sienten frío,
tus venas tienen sangre de bandoneón.
Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón,
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada,
Malena tiene pena de bandoneón.

Autores

La letra escrita por Homero Manzi, tiene dos partes separadas por un estribillo. Está referida a la manera apasionada de cantar el tango, que tiene Malena. A Manzi le impresiona el "tono oscuro" del canto de Malena, su "voz de sombra", su "voz quebrada" que la lleva a cantar "el tango como ninguna" y a identificarse de tal modo con el tango que Manzi concluye atribuyéndole la quinta esencia tanguera: "Malena tiene pena de bandoneón".

En el estribillo el poeta pasa a hablarle directamente a Malena, para decirle lo que siente al escucharla cantar. Le cuenta entonces como lo emociona esa canción fría y amarga que ella canta, hecha "en la sal del recuerdo", para terminar confesándole que frente a alguien capaz de exponer su dolor de esa manera, sólo puede sentir su bondad: "te siento más buena, más buena que yo".


 

Lucio Demare ha contado que:

La música de "Malena" la hice en no más de 15 minutos. Manzi me había entregado los versos unos diez días atrás. Pensé: "Esta noche va a venir Manzi y por lo menos le voy a decir como empieza el tango". Entonces me senté en un café y lo escribí de corrido, sin pulir y sin cambiar nada. Fue en el verano de 1942.